jueves, 17 de noviembre de 2011

El Espejo Negro

¿Del autoconocimiento al autocontrol?

El Espejo Negro de Alfonso Domingo, XLIII Premio de Novela Ateneo de Sevilla no es, ni mucho menos, un Thriller más, pues este demesita sorprende no sólo en su calidad literaria sino en sus reflexiones.

Bajo una prosa elegante a la vez que sugerente se descubre la historia de un cuadro perdido en el tiempo y desarrolla su búsqueda en tres escenarios temporales trenzados en una trama bien hilada sobre un juego narrativo que no deja indiferente.

Esta novela celosamente documentada acerca al lector al mundo del arte con un lenguaje impregnado de carisma, sensibilidad y misterio y con personajes coherentes y  bien perfilados.

Jerónimo Díaz es un joven pintor anarquista exiliado de una España enloquecida que recibió de un extraño personaje el encargo de copiar Jonás y la ballena, de El Bosco. Acepta, a pesar de que una sensación premonitoria, de esas que subestimando al subconsciente solemos ignorar, advirtió al artista de que su destino quedaba irrevocablemente ligado a esta pintura para siempre.

Lamentablemente, en el desempeño de tal tarea el español es capturado y enviado a un campo de concentración nazi donde será testigo del horror, dejando su obra incabada.

La casualidad, el destino o la vida misma harán que más de medio siglo después Jerónimo ya anciano choque con Javier Carreño, un especialista en El Bosco en plena crisis de los cincuenta que es nombrado comisario de una exposición sobre el pintor holandés en el Museo del Prado. El viejo tendrá la oportunidad de reencontrarse con su obra perdida y ambos vivirán una aventura inolvidable, un viaje a través de Europa tras un retal del pasado porque, a veces, hay que volver atrás para poder quedar en paz y avanzar.

Protagonista indiscutible el miedo que lo tiñe todo. Miedo a perdernos bajo las sombras del alma, a esos claroscuros que nos atormentan, inherentes a la condición humana y al desarrollo de la personalidad. Miedos que nos condicionan y puede que hasta nos definan. También a que nuestros fantasmas salgan porque siempre acaban tomando las peores decisiones. Miedo a que puedan ser vistos y pongan de manifiesto nuestra vulnerabilidad. Manifiesto instinto de conservación que nos avergüenza, nos hace empequeñecer.

El Ser Humano se plantea entonces si es necesario mirar a la cara a nuestro peor reflejo para poder dominarlo. Si es necesario el autoconocimiento para poder llegar al autocontrol. Un espejo negro parece ser la clave.

 

jueves, 3 de noviembre de 2011

Hoy me ha pasado algo muy bestia

Querer es poder, ¿y viceversa?

Hoy me ha pasado algo muy bestia de Daniel Estorach Martín nos cuenta la historia de Daniel García, un chico aparentemente corriente que reside en un pueblo de Barcelona y que en la primavera de 2007 inicia un blog en el que decide dejar testimonio escrito de los sucesos extraños que últimamente le están aconteciendo. A las constantes migrañas y hemorragias nasales se le unen varios episodios de ira incontrolable, pérdida de consciencia y la percepción de haber adquirido, o descubierto, capacidades físicas superiores a la media. Extraordinarias más bien.

Daniel no da crédito, o ha perdido el juicio o está desarrollando superpoderes. En el segundo caso habrá de aprender a vivir con su nueva condición y decidir qué hacer con estas nuevas habilidades, si es que se debe hacer algo con ellas.  

Con el protagonista el autor huye del cliché de freak poco agraciado, tímido y reservado, casi insociable, al que los cómics y el cine nos tienen acostumbrados. Nada más lejos de Daniel que es extrovertido y divertido, algo chulesco. Bravucón incluso. Un tipo con estilo que da una vuelta de tuercas a los héroes más tradicionales.

La primera persona en la que está escrita esta novela permite al autor situarse en la piel del personaje dándole más credibilidad a su personalidad y el formato blog en la que se presenta hace al lector empatizar de una manera más natural con el personaje. El lenguaje directo y urbano, cargado de subjetividad, la sintaxis desestructurada y el relato sencillo le da coherencia y realismo a la historia.

Además de entretenernos con una emocionante aventura que mantiene viva la duda hasta la última pagina, Daniel Estorach nos plantea el conflicto que se genera entre lo que somos y lo se espera que seamos, lo que hacemos y lo que debiéramos. Aborda la ardua decisión entre la individualidad y la colectividad y nos descubre la difícil cuestión del establecimiento de prioridades.  

Como curiosidad contar que esta novela nació en la red, en el blog Soy un superhéroe ,  el que con el tiempo y gracias al talento y la constancia del autor se materializó en este demesita para los amantes de la fantasía.

Absolutamente recomendable. Me pregunto si tendremos segunda parte pronto.