Contundente, desgarradora y veraz. Una obra de calidad plagada de alusiones literarias en la que lo importante no es el final sino los hechos.
No es de extrañar que esta novela publicada por primera vez en 1945 sea la obra más conocida de Elisabeth Smart pues aunque la historia es una ficción está claramente inspirada en su propia vida martirizada por el amor al poeta George Barker con el que mantuvo un tomentoso romance del que nacieron cuatro hijos y que no solo definió su biografía sino también inevitablemente su obra. Barker siempre le prometió que dejaría a su esposa pero ese día no llegó nunca.
Este es un libro tan maravillo como sobrecogedor, escrito desde lo más profundo del alma y la sinceridad de las emociones que en él se detallan es seguramente lo que mantiene el corazón en un puño de todo el que lo lee. Es sentimiento en estado puro, destilado y concentrado que llega a emborrachar con metáforas, símiles y descripciones mediante un lenguaje unas veces sensual, poético y dulce y otras veces con palabras duras que cogen desprevenido al lector por su contundencia. La prosa desgarradora y muy personal se enreda en un relato que se antoja caótico del que se desprende poco a poco la verdad de la historia que la autora pretende contar.
La protagonista es una joven que como la escritora cae en el error de enamorarse de un hombre casado y que lejos de evitar el romance lo persigue y lo provoca. Como mujer sabe que aquella relación es insana y en esta narración lacerante en primera persona explica cómo se siente culpable del origen y las consecuencias de las decisiones a las que se vio empujada por seguir esa pasión tan loca. Perturbada por ese hombre pasa a lo largo de la novela por muchos estados en el que nos podemos sentir identificados pues los detalla con total franqueza. Desde los celos a la añoranza pasando por la excitación y la necesidad del que ama.
Elisabeth Smart nos pone delante un espejo en el que en el que solo los valientes se atreven a mirarse porque nos aterroriza la crudeza de las pasiones del hombre, del egoísmo de la carne y de la conveniencia e inventamos un mundo a veces hipócrita lleno de medias mentiras, de verdades omitidas, cómodo pero cargado de falsedades y en esa doble moral vivimos escondidos como ratones asustadizos. Y si la duda nos machaca o la tentación nos acecha basta con mirar para otro lado y seguimos como borregos la máxima de universal que si no se sabe no ha pasado y ocultamos cobardes la verdad.
No es de extrañar que esta novela publicada por primera vez en 1945 sea la obra más conocida de Elisabeth Smart pues aunque la historia es una ficción está claramente inspirada en su propia vida martirizada por el amor al poeta George Barker con el que mantuvo un tomentoso romance del que nacieron cuatro hijos y que no solo definió su biografía sino también inevitablemente su obra. Barker siempre le prometió que dejaría a su esposa pero ese día no llegó nunca.
Este es un libro tan maravillo como sobrecogedor, escrito desde lo más profundo del alma y la sinceridad de las emociones que en él se detallan es seguramente lo que mantiene el corazón en un puño de todo el que lo lee. Es sentimiento en estado puro, destilado y concentrado que llega a emborrachar con metáforas, símiles y descripciones mediante un lenguaje unas veces sensual, poético y dulce y otras veces con palabras duras que cogen desprevenido al lector por su contundencia. La prosa desgarradora y muy personal se enreda en un relato que se antoja caótico del que se desprende poco a poco la verdad de la historia que la autora pretende contar.
La protagonista es una joven que como la escritora cae en el error de enamorarse de un hombre casado y que lejos de evitar el romance lo persigue y lo provoca. Como mujer sabe que aquella relación es insana y en esta narración lacerante en primera persona explica cómo se siente culpable del origen y las consecuencias de las decisiones a las que se vio empujada por seguir esa pasión tan loca. Perturbada por ese hombre pasa a lo largo de la novela por muchos estados en el que nos podemos sentir identificados pues los detalla con total franqueza. Desde los celos a la añoranza pasando por la excitación y la necesidad del que ama.
Elisabeth Smart nos pone delante un espejo en el que en el que solo los valientes se atreven a mirarse porque nos aterroriza la crudeza de las pasiones del hombre, del egoísmo de la carne y de la conveniencia e inventamos un mundo a veces hipócrita lleno de medias mentiras, de verdades omitidas, cómodo pero cargado de falsedades y en esa doble moral vivimos escondidos como ratones asustadizos. Y si la duda nos machaca o la tentación nos acecha basta con mirar para otro lado y seguimos como borregos la máxima de universal que si no se sabe no ha pasado y ocultamos cobardes la verdad.